José Santos Chocano Gastañodi fue un poeta y
dramaturgo peruano conocido como «El Cantor de América». Nació el 14 de mayo de 1875 en Lima (Perú)
y falleció asesinado el 13 de julio de 1934 en Santiago de
Chile.
Su verdadero
apellido no era Chocano sino Moreno Chocano, según lo han establecido sus
biógrafos. Su abuelo se llamaba José Santos Moreno Chocano y Fernández Cornejo;
pero su padre, José Félix, omitió el primer apellido para llamarse simplemente
José Félix Chocano y Zela. Este era nieto del prócer peruano Francisco Antonio
de Zela, quien diera en Tacna el primer grito de independencia del Perú. La
madre, María Aurora Gastañodi de la Vega de Chocano, dama trujillana, hija de
un acaudalado minero que luego perdería sus propiedades.
La familia
vivía en una casa de la calle Argandoña 27, altos, hoy perteneciente al jirón
Cailloma, a dos cuadras de Palacio de Gobierno y a una de la iglesia de Santo
Domingo.
Entre los 9 y
11 años, Chocano cursó estudios en el Instituto de Lima, también llamado
Colegio Alemán. Este lapso abarca de 1884 a 1886. A los 11 años pasa al Colegio
de Lima, donde tuvo por condiscípulos, entre otros, a Luis Aurelio Loayza,
Clemente Palma y Alberto L. Sánchez, padre de su biógrafo Luis Alberto Sánchez.
El jovencito ya daba muestras de inquietud intelectual; dirigía revistas,
organizaba certámenes, y sus compañeros lo apodaron "Chocráneo" por
su brillante personalidad.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Es en 1891 que ingresa a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, donde permanece apenas dos años en la Facultad de
Letras. El joven universitario colabora en la revista "El Perú Ilustrado",
a la que dirigió por corto tiempo cuando aún no había cumplido los 16 años.
Entre 1893 y
1894 Chocano colabora en "La Tunda", periodiquito de clara tendencia
antimilitarista. Eran los años de los peores conflictos políticos que ha
sufrido nuestro país en el siglo pasado: "La Tunda" fue clausurado y
el poeta puesto en prisión. Durante seis meses permaneció en las mazmorras de
la Fortaleza del Real Felipe del puerto del Callao, de las cuales salió
triunfante al ser derrocado el general del ejército peruano Andrés Avelino
Cáceres Dorregaray. Una junta de gobierno, presidida por Manuel Cándamo
Iriarte, asume le gobierno y convoca a las elecciones en que sale ungido como
presidente constitucional Nicolás de Piérola Villena. El poeta vive su primera
hora de triunfo. Con apenas 20 años es nombrado secretario de Cándamo y luego
pasa en serlo de Elías Malpartida, ministro de Hacienda. Luego lo nombran
director del Diario Oficial "El Peruano", donde aprovecha para editar
sus dos primeros libros. Estos son "Iras Santas, Poemas americanos",
impreso en tinta roja; y "En la Aldea, Poesías Americanas", en tinta
azul. Un año después, cuando tiene 21 y goza ya de renombre, se lanza a la
producción teatral con el drama "Sin nombre", que es un completo
fracaso.
Estos dos
primeros volúmenes así como el tercero: "Azahares", publicado en
1896, contienen poemas de escasa calidad que más tarde Chocano suprime de su
antología.
Aún no ha
cumplido los 21 años cuando contrae matrimonio con una joven de 17, Consuelo
Bermúdez Velásquez, el año de 1897. Después de la luna de miel reanuda su
activa vida literaria. Y lleva adelante además el primero de sus muchos
proyectos utópicos: viaja a la selva con el objetivo de establecer un negocio
de café. El poeta llama a éste "el viaje de Simbad". "Simbad
influyó en mi vida tanto como Aladino en mi arte", declara, y Luis Alberto
Sánchez extrae de esta frase el título de la biografía de Chocano:
"Aladino, o vida y obra de José Santos Chocano". Naturalmente, el
negocio fracasó.
En 1896 el poeta
lanza su poemario "Selva Virgen", que es recibido con buena crítica;
pero su verdadera consagración ocurre tres años después, al triunfar en sendos
concursos de ´poesía con "La Epopeya del Morro" y "El
Derrumbe". Ese mismo año de 1899 se estrena "Vendimiario", un
drama en tres actos, que recibió crítica adversa.
José Santos
Chocano a estas alturas era ya un poeta consagrado, adulado por la sociedad y
con fama continental.
Por aquellos
días se encontraba en su apogeo el conflicto jurídico entre Perú y Chile.
Nuestro país estaba empeñado en que se llevara adelante el Tratado de Ancón
(1884), el cual disponía la realización de un plebiscito para decidir la suerte
de Tacna y Arica; Chile se negaba a acatarlo. Como la fecha designada para el
plebiscito se había vencido con exceso, Perú reclamaba el arbitraje Obligatorio
para resolver el diferendo, mientras que Chile quería el Arbitraje Voluntario.
El conflicto suscitó debates en todos los países de América, tanto Chile como
el Perú empleaban al máximo sus recursos diplomáticos y propagándose a favor de
sus respectivas tesis.
Chocano fue
designado Agente Oficioso del Perú en Centroamérica para lograr el voto
favorable de los gobiernos de esa parte del mundo. El poeta usa su prestigio y
artes diplomáticas, y en noviembre de 1901 se encuentra de regreso en Lima,
victorioso. Comenta este hecho así en sus Memorias: "Regresé a mi país con
tres votos asegurados de las cinco repúblicas para el caso de que se planteara
y discutiera el Arbitraje Obligatorio en el Congreso Panamericano próximo a
reunirse en México. El presidente Eduardo López de Romaña Alvizuria hízome
cumplida justicia; y se apresuró a nombrarme Cónsul General ante las cinco
repúblicas de Centroamérica, debiendo fijar mi residencia en Guatemala".
Estamos en 1901, año en que la Editorial Maucci edita en España los dos tomos
de sus "Poesías Completas", con prólogo de Manuel González Prada.
En
Centroamérica desarrolla gran actividad literaria; y en el campo diplomático se
anota un triunfo al evitar una guerra entre El Salvador y Guatemala. Retorna al
Perú en 1903, y el nuevo presidente, Manuel Cándamo Iriarte, lo nombra
Secretario de Primera Clase en la Legación del Perú en Colombia. Chocano tiene
un hogar fundado; es padre de Eduardo Adolfo, el primogénito, nacido en Lima el
2 de diciembre de 1897. Sus otros dos hijos, de su matrimonio con Consuelo
Bermúdez, son José Alberto, nacido el 7 de agosto de 1901 en Lima, y José
Santos, el 15 de octubre en Guatemala.
En Colombia,
Chocano tenía la misión de obtener el apoyo del gobierno de ese país en el
arbitraje ante España, pero no descuidó su labor literaria. Allá escribe los 12
sonetos de su magnífico "Canto al Magdalena", que luego pasaría a
formar parte esencial de su libro "Alma América".
El 14 de abril
de 1904 abandona Bogotá con rumbo a Costa Rica, de donde pasa a Nicaragua, para
trabajar a órdenes del gobernante de ese país, general José Santos Zelaya
López.
De vuelta al
Perú, viaja a Chile, donde enriquece su temario con cuadros y evocaciones de
dicho país. Fruto de esa visita son "El idilio de los cóndores",
"El estrecho de Magallanes", "Caupolicán",
"Lautaro" y "El Cóndor ciego".
En mayo de 1905
viaja a España, donde se relaciona de inmediato con lo más graneado de la
intelectualidad. Intima con Rubén Darío, que daba los últimos toques a
"Cantos de vida y esperanza"; y traba amistad también con Manuel
Machado Ruiz y Miguel de Unamuno y Jugo.
"Alma
América", con prólogo de Miguel de Unamuno y Jugo, sale a la luz en Madrid
en 1906 y, este bello poemario, marca su consagración en España.
Simultáneamente Chocano entra en conflicto con la cancillería peruana, que se
ve obligada a cancelar sus numerosas deudas.
En julio de
1907 el poeta es envuelto en un sórdido caso de estafa al Banco de España; se
ve obligado a abandonar el país, trasladándose a Cuba, de donde pasa a los Estados
Unidos de América. Y desde Nueva York escribe una carta a Rubén Darío con una
postdata que lo retrata de cuerpo entero: "Olvidaba decirte que me he
convencido de la inutilidad de la honradez; si yo hubiera cometido el delito
que se me imputa, los mismos que hoy no lo creen lo creerían; y los que lo
creyeran serían los mismos. Añoro los cincuenta mil duros, aunque es poco
dinero para mí. Y conste que te lo digo con esta sangre fría de héroe o de
criminal que es mi mayor gala".
Al salir de
España, Chocano había declarado al corresponsal de "El Liberal" de
Madrid que se dirigía al Perú. Pero lo cierto es que radicó en Centroamérica
durante más de doce años.
Tras una corta
y exitosa estancia en la República Dominicana (1908), el poeta se traslada a
México "a ejercer sus peligrosas artes de seductor de jefes de
Estado", según anota Luis Alberto Sánchez en "Aladino". El poeta
iba y venía entre Guatemala, México y los Estados Unidos de América, donde en
1912 se casa con Margot Batres Arzu. Tenía 36 años y su novia guatemalteca, 21.
De esta unión nace dos hijos: Antonio José, en 1913 y Alma América, en 1917.
Ese mismo año
de 1912 Chocano y su esposa radican en México, país que era gobernado por
Francisco Ignacio Madero González; éste es derrocado, asesinado por el general
José Victoriano Huerta Márquez. El poeta es desterrado, y parte a Puerto Rico.
Allí Chocano
recibe una serie de homenajes y hace campaña a favor de la independencia y en
contra de los Estados Unidos de América. En una gira de dos meses obtiene cinco
mil dólares por recitales y conferencias.
Derrotado José
Victoriano Huerta Márquez, retorna a México, donde se convierte en hombre de
confianza del nuevo presidente Venustiano Carranza Garza.
Hacia 1916
Chocano se ha distanciado de Venustiano Carranza Garza y también de Pancho
Villa. Para salvar su vida -la enemistad con Pancho Villa siempre era fatal- se
traslada a Guatemala.
José Santos
Chocano vuelve al Perú en diciembre de 1921, dejando en Centroamérica a su
esposa Margot Batres Arzu y sus dos hijos. Ofrece una serie de recitales que
son estruendosos éxitos, y entra en polémica con el diario "El
Comercio" debido a que reclama un gobierno tiránico para el Perú. En el
congreso fracasa una iniciativa para concederle una elevada pensión vitalicia,
y el poeta organiza su venganza: convence al alcalde de Lima para que lo
coronen, en ceremonia cuya pompa no ha sido igualada hasta la fecha. "La
corona de laurel de oro" -dice Luis Alberto Sánchez- "será su mejor
presea en medio de las peores vicisitudes. Empero, un día ofrecerá su
devolución al Municipio de Lima, visto un crimen que mancha la vida del poeta;
será peor, ya en Santiago de Chile, cuando deberá empeñarla por diez mil pesos
chilenos para acudir a las necesidades de su hogar, y acaso a las de sus locos
sueños de Aladino, pesquisador de tesoros inhallables".
Comienza el año
1923 cuando Chocano se marcha a Venezuela, con el objeto de obtener dinero
mediante conferencias y recitales. En Caracas seduce con su verso al tirano
Juan Vicente Gómez, y al poco tiempo se convierte en el hombre de moda en la
capital venezolana. Pero se da tiempo para viajar a Costa Rica y casarse con la
joven Margarita Aguilar, quien lo acompañará hasta la hora de su muerte.
Chocano tuvo, pues, tres esposas: Consuelo Bermúdez, Margot Batres y Margarita
Aguilar. Con ella retornó a Lima. En la capital peruana logró reunirlas a las
tres, más una amante que tuvo en España. Todas seguían queriéndolo. Elabora un
poema en honor del primer centenario de la Batalla de Ayacucho, el cual no es
uno de sus mejores.
Luego de amarga
polémica con el escritor Edwin Elmore Letts, quien lo había calificado de
"vulgar impostor" en un artículo que iba a ser publicado en "La
Crónica" y que llegó a leer, lo asesina en la puerta del diario "El
Comercio", donde se encuentran fortuitamente. Presenció el homicidio el
director de "El Comercio" Antonio Miró Quesada, a quien el poeta le
entregó el revólver.
Puesto en
prisión, no muestra arrepentimiento. Dirige una carta abierta al alcalde de
Lima devolviéndole la corona que le ciñeran en 1922 e inicia una tenaz campaña
detractora contra su víctima, calificando al padre de ésta de "traidor",
que no lo fue. El 31 de enero de 1926 pone en circulación una hoja redactada en
la prisión: "La hoguera", difamando públicamente a Edwin Elmore
Letts.
Chocano estuvo
en prisión dorada. En el Hospital Militar Central disponía de dos habitaciones
y de baño privado, y allí llevó a Margarita Aguilar, quien estaba encinta, y
dio a luz a su hijo Jorge Santos.
El proceso en
el que Chocano se mostró despectivo y altanero, tuvo ribetes de opereta. El
poeta rechazó la posibilidad de un indulto, afirmando no haber cometido delito
alguno, y finalmente el congreso ordenó cortar el juicio, con lo que Chocano
abandonó el hospital-prisión el 10 de abril de 1927.
En torno al
poeta-asesino se hizo el vacío. Muchos le negaban el saludo. Aún así,
permaneció en Lima dos años, antes de partir hacia Chile, donde encontraría la
muerte.
Muerte del Bate
En 1928 el
autor de "Alma América" parte al exilio voluntario y se establece en
Santiago de Chile, en una modesta casa no lejos de la Oficina Central de
Correos. Apremiado por dificultades económicas gestiona con su amigo uruguayo
Edgardo Ubaldo Genta una gira de recitales, que será su ilusión hasta el día de
su vida.
En 1930 decide
escribir memorias y ofrecerlas con carácter exclusivo a los principales diarios
de América. Diez años más tarde, muerto su autor, se publica un volumen con los
capítulos que llegó a escribir.
En 1931 muere
su madre. Pese a las adversas circunstancias, el poeta sigue escribiendo. En
1934 anuncia la próxima aparición de su libro "Primicias de oro de
indias", un avance de su obra completa, que se titulará "Oro de
indias".
Por su precaria
economía le es imposible rescatar de la Caja de Crédito Popular la corona de
oro que doce años atrás le obsequiaran los municipios del Perú. Para evitar que
se pierda definitivamente hace que un amigo suyo, el abogado santiaguino
Lisandro Santelices, la rescate mediante el pago de diez mil pesos y la tenga
en custodia hasta tiempos mejores.
El 13 de
diciembre de 1934 -el vate siempre odió el numero 13- Chocano se dirigía al
centro de la ciudad para arreglar asuntos relacionados con sus libros y su
viaje. Faltaban pocos minutos para las 5 de la tarde. Abordó el tranvía, y
pocas cuadras después lo hizo un individuo flaco, taciturno, quien tomó
asiento. Repentinamente el hombre, identificado como Martín Bruce Badilla, se
levantó; avanzó hasta donde estaba el poeta y sin que mediara palabra alguna le
clavó en el corazón la hoja de un cortaplumas... repitió el golpe, y como la
víctima tratara de huir, lo apuñaló dos veces por la espalda. Unos jóvenes que
pasaban en automóvil lo llevaron a una posta médica, donde llegó cadáver.
De acuerdo a
las revelaciones hechas en el proceso, Martín Bruce Badilla era un hombre de 49
años de edad, casado, comerciante, que se dedicaba con escaso éxito a vender un
insecticida.
El asesino
Martín Bruce Badilla declaró que había entrado en sociedad con Chocano para
realizar excavaciones en Miraflores, esquina del Parque Forestal de Santiago
"para encontrar un tesoro del cual yo tenía conocimiento". Su esposa
Leontina Bañados de Bruce afirmó que el homicida le había entregado 10 mil
pesos a Chocano para inútiles excavaciones, pero el mismo Martín Bruce Badilla
declaró que él había empleado dicha suma en gestiones administrativas y que no
entregó ninguna cantidad al poeta.
Los peritos
designados por la justicia establecieron que Martín Bruce Badilla había
cometido el crimen dentro de un estado mental enfermizo, y finalmente fue
recluido en un manicomio de Santiago, donde muere en 1951, a los 65 años de
edad.
Premonitoriamente, veinte años antes de
su trágico deceso, Chocano había escrito en Cuba:
VIDA NÁUFRAGA
Busco obstinadamente un metro cuadrado
de tierra, en que los hombres me dejen levantar
una torre muy alta, como nadie ha soñado...
¡Y cuando, al fin, lo encuentro, la vida me echa al mar!
Sólo un metro cuadrado busco de tierra firme:
(tal el "punto de apoyo" que pidió el Sabio
aquél);
que en él, si no la torre que soñé construirme
plantarían mis manos un rosal y un laurel.
Cuantas veces me empeño por poner a mi ensueño
una base tranquila, cierta voz dice: -¡andar!-
En vez de árbol que arraiga, soy apenas un leño
condenado al insomnio convulsivo del mar...
Este metro cuadrado que en la tierra he buscado,
vendrá tarde a ser mío. Muerto, al fin, lo tendré...
Yo no espero ya ahora más que un metro cuadrado
donde tengan un día que enterrarme de pie.
En 1965, año en que llegan sus restos
al Perú, y son recibidos con grandes honores, se cumple su premonición. Lo
sepultan en un metro cuadrado, de pie, según fue su voluntad, en el Cementerio
General de Lima.
F.L.
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